Dejad que el río fluya
Noruega, años 70, durante el conflicto alrededor de la construcción de una planta hidroeléctrica en el río Alta, en Finnmark, al norte del país. El proyecto afecta tanto a la fauna del lugar, en especial renos y salmones, como a la actividad social y económica de la comunidad sami, un grupo étnico que habita en Laponia. La resistencia y las protestas de los samis supusieron un punto de inflexión en la historia de su comunidad al colocar en el foco mediático sus derechos como pueblo indígena.